El salario mínimo tiene sus raíces en los movimientos sociales y económicos que surgieron durante la Revolución Industrial, un período marcado por la rápida urbanización, el crecimiento de las fábricas y las condiciones laborales precarias. A continuación, exploramos cómo y por qué nació esta importante herramienta económica.
Contexto histórico
A finales del siglo XIX, las condiciones laborales eran extremadamente difíciles para la clase trabajadora. Jornadas de trabajo de 12 a 16 horas, salarios insuficientes para cubrir necesidades básicas y la ausencia de derechos laborales eran la norma en muchas partes del mundo industrializado. En este contexto, surgieron movimientos obreros que exigían mejores condiciones de trabajo, incluyendo la implementación de un salario mínimo que garantizara un nivel básico de subsistencia.
Primeras regulaciones
Australia y Nueva Zelanda: Estos países fueron pioneros en la implementación del salario mínimo. En Nueva Zelanda, la Ley de Arbitraje y Conciliación Laboral de 1894 estableció un sistema para fijar salarios mínimos, en respuesta a huelgas masivas como la huelga marítima de 1890. En Australia, el Estado de Victoria aprobó la Employers and Employes Act en 1896, que introdujo salarios mínimos en ciertas industrias para proteger a los trabajadores más vulnerables.
Reino Unido: Por otro lado, a principios del siglo XX, las huelgas de mineros y otros trabajadores en Gales y otras regiones llevaron a un debate sobre la necesidad de un salario mínimo. Aunque el liberalismo económico británico inicialmente se resistió a la intervención estatal, las presiones sociales eventualmente llevaron a la adopción de medidas más protectoras.
Expansión global
Tras la Primera Guerra Mundial, la idea del salario mínimo ganó tracción a nivel internacional. La creación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1919 marcó un hito importante. En 1928, la OIT adoptó un convenio que instaba a los países miembros a establecer métodos para fijar salarios mínimos en industrias donde los salarios eran excepcionalmente bajos. Este movimiento reflejaba un cambio hacia una mayor intervención estatal en la economía para garantizar justicia social.
Principios fundamentales
Desde sus inicios, el salario mínimo se diseñó con el objetivo de:
– Proteger a los trabajadores de la explotación.
– Garantizar un ingreso suficiente para cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda y educación.
– Reducir la desigualdad económica y fomentar la estabilidad social.
El salario mínimo no solo fue una respuesta a las condiciones laborales de su tiempo, sino también un reflejo de la creciente conciencia sobre la importancia de los derechos laborales y la justicia económica.
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